He esperado
que me leas, hasta el día de hoy sigo escribiéndote como tonta, Ojo! Mucho ojo,
porque de pronto te asfixias.
En realidad
no sé cocinar, tampoco sé hacer el té como lo hacías, ni follar, ni gemir, ni
como tú me querías.
No sé mimarte,
ni ir al mercado a comprarte lo que deseabas.
Y no sabía cómo
regalarte un regalo, me llenaba de nostalgia.
En la noche,
cuando me abrazabas, y qué tu entrepierna quedaba en mi cintura, pensaba en
cuanto te quería, y cuanto daba por ti, a pesar de todo.
Como lees
bien, a pesar de todo.
Cuando
dormías con tu pecho abierto, y yo con mis pijamas, intentado ser.
No sé cantar,
ni bailar, ni tampoco vestir de rosa, ni usar chores y ropa ajustada, mantengo viviendo del viento
y con el cabello hecho papilla, y duraba alrededor de 5 minutos en arreglarme
por fuera y por dentro tú me arreglabas de cualquier manera; una noche de lágrimas,
o una noche de dicho amor.
Con tus
besos, y labios perfectos, rojos y mejillas casi rosas.
Qué después
de salir de la cama parecías la cosa más preciosa.
Sudabas, y
luego una ducha en ésa tina que tanto te gustaba.
Apenas tenía
ánimos para ti, y no para mi, para ésas duchas y ésos días tan tuyos.
Qué pase una
primavera a tu lado, y un invierno completo.
Cuando me
miraba al espejo, trataba de no mirarte, echo de menos lo que no fui.
Caminaba a través de las puertas, y los arboles, las
rosas marchitas, y el fango que eres tú.
Tú; La
lluvia qué me mojaba, para luego llegar a casa y meterme a la cama a leer
poesía para luego versarte y besarte.
Cuando
despertabas, tenías el cabello descaperuzado y los ojos más brillantes.
Como te
recuerdo!
El café tan exquisito
en las tardes que pase junto a ti.
Las
borracheras, y que siempre llegabas, para luego llevarme a casa.
Qué cuando
te enfermabas, y mantenía en la sala de espera, sin importar qué, porque sí te
pasaba algo, sería un espíritu frágil, y
ya la lluvia no caería sobre mí.
Los muros
que construimos, castillos de desvelación, imperios de éxtasis, rosas de colores, comida insuperable, y
cafés sabor a invierno.
Solíamos ser
El tipo de
chicos que se querían a lejos, a distancia, pero que estaban y solíamos.
Solíamos
pasar horas en el parque cerca a mi casa, fumando, o contando-me de ti, aunque
poco te gustaba, de tus rencores, y de tus deseos en 5 años.
Los sueños y
promesas que no fueron.
Porque como siempre,
yo no me quería, y querías más de lo que no podía darte, algo como más
extrovertida, pero no pude más, aunque
contigo era hasta donde no conocía.
Y yo te
quería.
Pero otras
eran las del placer y yo era la del amor.
Tonta, puta.
La de las
canciones de james blunt y coldplay.
La que te
añora ahora, y que rasga las paredes, dejándolas color rojo, porque te has ido.